¿NACIONALISTAS DE OPERETA?

sábado, 8 de septiembre de 2012



Por Antonio Camou (en coautoría)

Ante la reciente decisión del gobierno nacional de intervenir y expropiar a la empresa REPSOL me ha parecido oportuno traer a colación las reflexiones de un destacado político argentino, quien a mediados de los años cincuenta del siglo pasado pensaba lo siguiente sobre la cuestión petrolera:

La historia del petróleo argentino es simple. Se descubre en Comodoro Rivadavia (Chubut) a principios de este siglo, mientras se hacían perforaciones en busca de agua potable. Sin ninguna legislación en la materia y en la mayor imprevisión gubernativa comienza su exploración libre. Llegan al país numerosas compañías extranjeras que comienzan las explotaciones, obtienen concesiones y se dedican a la prospección y cateo. Cuando la explotación está en pleno desarrollo, en medio de la mayor liberalidad se produce en el país una reacción política contra las compañías particulares. El resultado de esta compañía es la Ley de petróleos que instaura la explotación a base de un monopolio del Estado. Así, a la amplia libertad sucede la limitación absoluta.

El resultado de esa política está la vista: en cuarenta años Yacimientos Petrolíferos Fiscales ha alcanzado a producir sólo el 40% de las necesidades nacionales en petróleo.

En números redondos, la necesidad actual por año es de 9.000.000 de metros cúbicos, de los cuales YPF produce 4.000.000 y el país importa 5.000.000 de metros cúbicos.

Que el (actual gobierno) quiera sacar petróleo nos parece bien, ahora que pueda, nos parece ya más difícil. Precisamente dicen que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Por eso también un gobernante puede ser cualquier cosa, menos tonto.

De acuerdo con el ritmo de crecimiento de la necesidad argentina de hidrocarburos, debe considerarse que su volumen se duplica cada cinco años. Es decir, que actualmente se consumen 9 millones de metros cúbicos; en 1960 se consumirían 18 millones y en 1965, 36 millones.

Yacimientos Petrolíferos Fiscales, que en 40 años sólo ha alcanzado a producir 4 millones de metros cúbicos al año, ¿Podrá en 10 años alcanzar a producir 36 millones de metros cúbicos por año? Este es el interrogante a contestar antes de hacer cálculos alegres.

Yo creo que YPF no tiene capacidad organizativa ni capacidad técnica, ni capacidad financiera para un esfuerzo de esa naturaleza.
           
Los sistemas empleados en la Argentina distan mucho de los modos de exploración, prospección, cateo y explotación racional de los yacimientos modernos. Es menester reconocer que no estamos en condiciones de explotar convenientemente los pozos de grandes profundidades que se terminan de descubrir en Salta. Como tampoco de encarar la explotación en gran escala sin crear una organización eficiente y económica. Los costos de producción de YPF son absolutamente antieconómicos. Hacer de esto una cuestión de amor propio es peligroso y es estúpido.

Si la capacidad organizativa y técnica de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales son insuficientes, la capacidad financiera es tan limitada, para encarar la producción en gran escala, que podemos afirmar "a priori" su absoluta impotencia. Descartando la posibilidad de la provisión de materiales y maquinaria (solo hipotéticamente, porque sabemos que no es así), ni el Estado Argentino está en condiciones de un esfuerzo financiero semejante.

Una cosa es leer un informe de los contadores que nada saben de petróleo ni de su explotación y otra enfrentar y resolver los problemas emergentes de la realidad argentina. Sostener hoy que la Argentina sola puede realizar el esfuerzo, es simplemente sostener un soberano disparate.

Si ha de resolverse el problema energético argentino por el único camino posible, el del petróleo, es necesario contratar su extracción por compañías capacitadas por su organización, por su técnica, por sus posibilidades financieras, por la disponibilidad de maquinarias, etc. De lo contrario, será necesario detener el ritmo de crecimiento del país para subordinarlo a las posibilidades de combustible, es decir, atar los caballos detrás del carro.

Estos "nacionalistas de opereta" han hecho tanto mal al país con sus estupideces como los colonialistas con su viveza. Unos negativos y otros excesivamente positivistas, representan dos flagelos para la economía del país.

No he hecho ninguna trampa. He tomado párrafos seleccionados en forma sucesiva de un conocido libro. Le sugiero al insomne lector o la curiosa lectora que indaguen en otros párrafos que omití, referidos a la necesidad de una alianza estratégica con el capital extranjero, como condición necesaria para lograr el ansiado autoabastecimiento petrolero. La única alteración fue incluir entre paréntesis la referencia al “actual gobierno” en lugar del nombre del general que en ese entonces ejercía -de facto- la primera magistratura del país. La referencia a “los contadores que nada saben de petróleo” me pareció un tanto ofensiva hacia la persona del Viceministro de Economía, pero no me atreví a quitarla. Tal vez debí reemplazar “Salta” por “Vaca Muerta” o por “plataforma continental submarina”, pero tampoco quise excederme. El hallazgo del título me exime de mayores comentarios.

La debida aclaración: todos los textos fueron extraídos del capítulo IV de un libro publicado en Montevideo en 1958. El título: La fuerza es el derecho de las bestias. El autor: un tal Juan Domingo Perón.


La Plata, 20 de abril de 2012

Publicado en la página del Club Político Argentino: www.clubpoliticoargentino.org (20/04/2012).

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